domingo, 4 de octubre de 2015

43.- Haciendo amigos

- Hola, guapo, ¿qué te pongo?
- Vodka.
- ¿Con limón?
- Déjate de mariconadas, Vodka solo. Uno doble.
- ¿Con hielo?
- Solo. Doble.
- Vale...

     Gutiérrez no estaba para camareras inquisitivas. Aunque esta no estaba nada mal. Se fijó en el escote mientras le servía la bebida. Generoso. Agradable a la vista. Esta camarera sabía lo que se hacía.

- Te estoy viendo, guapo.
- ¿Eh? -respondió Gutiérrez despertando de la ensoñación. No dijo nada más.

     Ella sonrió y se dedicó a otras labores tras la barra.

- Oye, guapa...
- ¿Sí?
- ¿Tú que piensas cuando suena tu teléfono pero, al descolgarlo, nadie responde? ¿Y si eso sucede repetidamente?

     No tenía que haberlo dicho. Lo sabía. Pero no podía evitarlo, tenía que contárselo a alguien...

- ¿Me estás tirando los tejos?
- ¿Tú que piensas?
- Pues no me gusta, que quieres que te diga... Preferiría que alguien hablara al otro lado.
- Exacto.

     Eso era. No le gustaba. A nadie le gusta. Tampoco a él. Algo iba a pasar, algo desagradable... Ese tipo de intuiciones no se le daba mal...

- Gracias. ¿Cuánto es?
- ¿Eso es todo? ¿No me vas a pedir el número de teléfono?
- En otra ocasión...

     Gutiérrez fue directo a la comisaría. Con un vodka doble en el cuerpo. La situación se ponía tensa, y las tensiones no le gustaban lo más mínimo...