domingo, 15 de febrero de 2015

37.- Conspiración en la sombra

     - Bien, chicos, ¿qué opináis?
     - Yo lo tengo más claro que el agua, comisario.
     - Y yo. Ese tío no solo es un capullo, sino que es tonto de remate.
     - En eso, definitivamente, estamos todos de acuerdo.

     Mel y Hortensio asintieron a las últimas palabras del comisario. Parecía concluirse, por unanimidad, que Gómez era un tonto capullo. Ahora, había que demostrarlo.

     - A ver -dijo Gutiérrez, con tono conspirador. No obstante, pese a encontrarse los tres encerraditos en el despacho, pese a que la luz tenue les confiriera un aire de secretismo y pese a que estuvieran a punto de organizar un plan para cazar a Gómez, no debían olvidar que ellos eran los buenos, que ellos eran la policía, y que Gómez era un joyero que se había robado a sí mismo con, seguramente, intenciones no muy honestas.
     - Comisario -se adelantó Mel. - Parece claro que Gómez ha fingido el robo, ¿no? ¿Cómo demostramos eso? ¿Nos sirve el relato de la testigo?
     - Debería servirnos -contestó este, cigarrillo en mano. - Pero aunque me fíe de la declaración de la abuela, yo no las tendría todas conmigo si dependiera de ella en el juicio. Entre su sordera y sus cosas allí podría liar una buena. - Hay que cazar a Gómez con las manos en la masa.
     - Las joyas deben de estar en algún lugar, comisario.
     - Exacto. Escondidas en un lugar que debemos descubrir. Hortensio, investiga la joyería Gómez & Asociados. Dinos en qué puede beneficiarles un robo cometido en su establecimiento. Mira los seguros, las casas de subastas, el mercado negro... lo que veas.
     - Hecho, jefe.
     - Mel...
     - ¿Sí, comisario?
     - Te necesito.

     A Mel se le iluminaron los ojillos. Material del bueno y de primera mano para su próxima novela.

     - ¿Puedes seguir a Gómez?
     - ¿Yo? ¿En serio?
     - Ponte en contacto con Streller, ese cabrón sabe cómo hacerlo...
     - Enseguida, comisario.
     - Tenedme al día de todo lo que encontréis.
     - ¿Y usted, Gutiérrez? ¿Usted qué hará?
     - De momento, tomarme una cerveza en el bar de la esquina y reflexionar un poco. Luego ya veremos. Maldito Gómez, de esta no se libra, aunque solo sea por las molestias que nos ha causado. Se va a enterar.